martes, julio 26, 2005
Paris.. magica, como en los cuentos.
Caminabamos por las adoquinadas calles del dentro intentando encontrar la calle Saint Tonge, y alli, la casa en donde nos alojaríamos.
Llegamos a una gran puerta de chapa azul, "Es aqui.." Dejamos el equipaje mal puesto en la acera. Pulsamos el timbre y un crugido electrico abre la cerradura de la puerta y nos permite la entrada. La puerta de chapa se abre parsimoniosa como una boca que bosteza despues de un largo sueño. Mis ojos, intentan colar la mirada conforme se abre la puerta, impacientes por descubrir lo que esconden dentro esos gruesos muros. Tras la puerta, un inmenso arco, hace las veces de portal, o de cueva, humeda y sombria. El robusto edificio de piedra gris, no sorprende con un intenso verde-vida en su interior. Es un patio viejo, y sombrio, pero con decenas de plantas que se alzan verticales sobre las altas paredes buscando el sol. Abajo en el suelo adoquinado con piedras centenarias una pequeña mesa de madera y una silla esbozan en aquel magico jardin un bonito escenario para leer y tomar un café. En la entrada, un ramillete de genarios rojos en una maceta de porcelana,nos dan los buenos dias con un gracioso gorgeo parisino.
La casera, una mujer mayor, de pelo corto y bonita sonrisa nos conduce por unas antiguas escaleras hasta nuestra casa. Los escalones, curvos por el paso de los pies del tiempo, parecen esconder cientos de historias entre sus desgastadas piedras. Del techo, altísimo, cuelga una gran lampara de araña, de amplios brazos y complicadas formas. La escalera, amplia a sus pies, se hace cada vez mas estrecha. En el segundo piso, la piedra da paso a la madera y el hierro de forja, que contruyen una sinuosa escalera de caracol. Al final, una puerta de madera. Al entrar, un dulce olor a cera derrretida y a canela, nos da la bienvenida. A partir de aqui, las palabras se quedan pequeñas, todo lo que hay denro de la casa resulta ser especial, todo encierra una historia, e invita a la imaginacion. Me siento como en un sueño.
Llegamos a una gran puerta de chapa azul, "Es aqui.." Dejamos el equipaje mal puesto en la acera. Pulsamos el timbre y un crugido electrico abre la cerradura de la puerta y nos permite la entrada. La puerta de chapa se abre parsimoniosa como una boca que bosteza despues de un largo sueño. Mis ojos, intentan colar la mirada conforme se abre la puerta, impacientes por descubrir lo que esconden dentro esos gruesos muros. Tras la puerta, un inmenso arco, hace las veces de portal, o de cueva, humeda y sombria. El robusto edificio de piedra gris, no sorprende con un intenso verde-vida en su interior. Es un patio viejo, y sombrio, pero con decenas de plantas que se alzan verticales sobre las altas paredes buscando el sol. Abajo en el suelo adoquinado con piedras centenarias una pequeña mesa de madera y una silla esbozan en aquel magico jardin un bonito escenario para leer y tomar un café. En la entrada, un ramillete de genarios rojos en una maceta de porcelana,nos dan los buenos dias con un gracioso gorgeo parisino.
La casera, una mujer mayor, de pelo corto y bonita sonrisa nos conduce por unas antiguas escaleras hasta nuestra casa. Los escalones, curvos por el paso de los pies del tiempo, parecen esconder cientos de historias entre sus desgastadas piedras. Del techo, altísimo, cuelga una gran lampara de araña, de amplios brazos y complicadas formas. La escalera, amplia a sus pies, se hace cada vez mas estrecha. En el segundo piso, la piedra da paso a la madera y el hierro de forja, que contruyen una sinuosa escalera de caracol. Al final, una puerta de madera. Al entrar, un dulce olor a cera derrretida y a canela, nos da la bienvenida. A partir de aqui, las palabras se quedan pequeñas, todo lo que hay denro de la casa resulta ser especial, todo encierra una historia, e invita a la imaginacion. Me siento como en un sueño.
