domingo, abril 24, 2005
Huele a primavera
Siempre he pensado que mi habitación es reflejo de mi. Me reflejo sin querer en todo lo que hay en ella. En mi mesa una caja de madera tallada con un sol maya en la tapa guarda mil secretos, los tesoros que guardan los recuerdos mas dulces..
Flores de papel, velas, una botella de vidrio verde llena de canicas, un montón de cd´s, libros, fotografías, un cascabel que espera impaciente a su nuevo dueño, una maceta de barro que sirve como lapicero, mi estuche de dibujo... y un montón mas de cositas variadas son las que ocupan normalmente mi mesa de estudio. Cuando se acercan los exámenes tengo que hacerme un hueco entre tanto trasto, y desplegar mis libros. Me he pasado la tarde sumergida en su lectura, y en los caprichosos pliegues de los pétalos de tres margaritas que mi madre había colocado en un vaso de cristal.
Normalmente endulzo mis letras con las melodías de canciones de bonitas palabras. Hoy me gustaría hacerlo, pero la música que esta tarde me ha dado vida no tiene letra. A veces esas canciones son las que mas te hacen sentir. Yann Tiersen tiene ese don. Hacerme volar y soñar con el sonido mágico de un acordeón, o un piano... O un clarinete. Levanté la mirada de la metafísica lectura y la dejé libre al abrir la ventana que hay frene a la mesa. Subí el volumen y salí a la terraza. El sol ya casi no tenia fuerzas para regalarme su calor, pero aun podía percibir un tímido abrazo de ternura en sus últimos rayos, la luz dorada envolvía el verde del jardín y las copas de los árboles en una extraña atmósfera, casi irreal. Mas allá del jardín un amplio maizal verde oscuro esconde mil secretos, que de pequeña me gustaba investigar, y el horizonte termina donde empieza el verde grisáceo de los olivos. La música suena de fondo (dejé la ventana abierta) y algunos perros ladran en las calles cercanas. El aire se hace sonar entre las hojas de un olmo solitario.. Que hermoso sonido...
Huele a café, a azahar, a hierba, y a primavera…